ÁMBAR
PROLOGO
Escribir es algo más
que emborronar cuartillas…escribir es sentir, es volver a vivir e incluso soñar
y nadie, absolutamente nadie que escriba, deja de sentirse identificado con
alguno o varios de los personajes que maneja aun cuando escriba sin percibir
que se está retratando…
Y esto es así porque
nuestra mente es rehén de sus vivencias, de su memoria, de sus miedos, de sus
alegrías, de su entorno, de su actividad profesional e incluso de su formación
y otros muchos factores.
Solo cuando son así
los libros tienen alma, alma que huele a celulosa pero alma al fin y al cabo y
solo de ese alma depende que el volumen sea bueno, malo o regular, inadvertido,
sentido, vivido, leíble…
Y es que nadie puede
escribir situaciones que no ha vivido, sitios que no conoce o personas que no
existen en realidad y cuando lo hace
bien, que es a lo que aspiramos todos los escritores, surgen las palabras solas,
que los puntos y las comas ya se pondrán luego, como si fueran formando un
torrente de sensaciones que se sienten vívidas y vividas como cuando se tiene
la sensación, extraña sensación, de que aquello que nos sucede ya lo hemos
vivido antes llenando muestra mente de dudas más que razonables sobre lo que
pudo ser nuestra vida anterior…
En esas dudas y en la
línea expuesta, me muevo cuando escribo
y hoy presento para vosotros una historia que bien pudo ser así, o no, ¿por qué
no? Pero que, en realidad, solo refleja mis sensaciones sobre algo que debió
pasarme cuando era eslavo, o mis sueños, independientemente de la trama
argumental que planteo, porque la enjundia del relato solo es creíble desde el
convencimiento de que lo he vivido de una forma u otra, lo he soñado o lo
viviré, solo que ni yo mismo se la respuesta a la incógnita temporal que llevo
dentro pero que, en su mayoría, es cierta.
Ámbar no es más que un
título, un envoltorio para describir el Alma eslava, como piensa y cómo
reacciona, como da vida a las personas haciéndolas distintas a cualquiera otra,
aunque el marco que la rodea sea de resina fósil. Y casi todo en él es verdad,
sucedió así aproximadamente…
En un país, Rusia,
lleno de arcanos, misterios, leyendas, creencias…que la mayoría de las veces
solo existen en nuestro imaginario, no solo se trata de entender lo increíble
sino de vivirlo y es por eso que fuera del mundo eslavo todo es un
desconocimiento general incluso de los por qué de su Historia y me afano
escribiendo en hacerlo entendible desde la estúpida prepotencia de que lo entiendo, solo que no
es verdad, simplemente lo intento pero como nadie sabe nada pues paso por ser
de los que más saben…solo hay que echarle cara al asunto.
Cuando escribo me pasa
como cuando hablo…al final me lio y no sé como acabar pero si sé como empiezo y
es que a veces es mejor dejar las cosas como están pero siempre hay alguien que
quiere conocer la verdad, pero claro, ese alguien es raro que sea eslavo…
Creo que escribir una buena historia
requiere dos cosas como mínimo, poner el alma en ello y que sea verídica aunque
parezca fruto de la imaginación...Vladimir existió, me llamaba jitrii y decía
que yo era rico...lo mataron en Bielorrusia para robarle su Lada amarillo, su
cadáver apareció a los seis meses de su desaparición y su Lada nunca...tuve con
él una cuenta corriente en una caja española...confiaba en mi. A su muerte ,en
plena depresión rusa, me las arreglé para llevarle todo su dinero sin perder
una peseta a su viuda que no entendía por qué se lo devolvía...Cosas de la
vida...escribir anoveladas algunas de nuestras andanzas es una forma de que
siga viviendo, al menos en mi corazón.
No creo en las obras de ficción porque la ficción existe...
No creo en las obras de ficción porque la ficción existe...
No hay comentarios:
Publicar un comentario