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sábado, 27 de octubre de 2012

Moscú:Ultimas horas

¡Cuanto cuesta levantarse ¡Apenas hay luz y solo me quedan unas horas aqui que hay que aprovechar. Cae una especie de aguanieve y abrir la ventana es una heroicidad pero hay que seguir.
Bajo al comedor, desayuno y desde recepción llamo a mis amigos. Solo contesta Rafael que se apresura a quedar conmigo tanto como yo y se ofrece a ir a buscarme para vernos, apurar el tiempo y llevarme al tren que desde la estación Pavelevskii lleva a Domodedovo.
En menos de una hora estamos juntos y caminando recorremos un buen trecho hablando de lo divino y de lo humano observando todo, viendo las mejorías, lo que sigue igual y sobre las expectativas del ingreso de Rusia en la OMC que mas son una esperanza que una realidad. A mi me pregunta sobre que está pasando en España, Cataluña, la situación económica....y me veo negro para explicárselo y concluimos en que en todas partes cuecen habas y en mi casa a cucharadas...Rafael me explica que hacen aqui con los independentistas pero mejor no lo escribo.
Las primeras nieves aceleran el paso de la ciudad, si siempre tienen prisa los moscovitas ahora mucho mas y es que no conocen el truco para llegar pronto al trabajo como es levantarse un poco antes....pero cada gente tiene sus propios criterios de vida y cuando le digo a Rafael el tal truco se rie a carcajadas y me dice que aquí eso no funciona y como se para a reirse y yo sigo andando le cuento a un señor que se pone a mi altura y que creo mi amigo que queda poco tiempo y aun estamos lejos de la estación. El señor me mira como alucinado y como mi acento me delata se va pensando en que los extranjeros estamos locos, idea muy extendida por estos lares. El no sabe que el Marques de Coustime dijo que en Rusia todos se han confabulado para desconcertar a los extranjeros.
Hacía mucho tiempo que no veía a Rafael, mucho tiempo que no pasaba un rato tan bueno con un amigo y mucho mas tiempo que las horas pasaban tan deprisa.Promete encontrar a Ivan como fuera y le extraña que no cogiera el teléfono y luego se queda callado unos minutos porque sabe que Moscú para mí es un sentimiento y que estoy apurando su olor, su color, sus gentes y calles e incluso su frío mientras delante de nosotros ya aparece la estación que me va a alejar de aquí.
No me gustan las despedidas y los españoles tendemos a alargarlas en demasía.Aquí es de mal agüero despedirse en ningún umbral así que nos despedimos en la acera haciendonos promesas que seguro no se cumplen porque mi presentimiento es que no volveré  a esta ciudad pero no quiero aun llenarme de nostalgia y me subo al tren que creo que ya voy justo de tiempo.
Domodedovo me sigue pareciendo extraño a pesar de los esfuerzos de los funcionarios por parecer amables, de hecho hasta lo son y a la entrada ellos mismos me rellenaron la Carta de Migración pero sigue teniendo sus peculiaridades.
En el control de Seguridad tiene una especie de cabina por la que hay que pasar para detección del uso de explosivos en las últimas cuarenta y ocho horas y hay que adoptar una extraña postura que me recuerda a los primeros pasos del baile por sevillanas, eso de lo cojo, lo miro y lo tiro pero la cosa no es como para reirse que aqui no les gustan las bromas.
Hay en cada esquina una jaula acristalada para fumadores pero al ver las pintas de los de dentro decidí no fumar....no me vieran como yo les vi.
De Iberia mejor no hablar. Estrechos asientos y pasillos, distancia entre filas nula...si uno no lleva los deberes hechos tiene que molestar a medio avión para ir al baño o apretar las piernas hasta Madrid, Madrid, Madrid la cuna del requiebro y del chotís.....
Vamos tan apretados que me da en pensar aquello de que culpa tiene el tomate que está tranquilo en su mata...
Me invade una sensación rara y me duermo sin decir adios a Moscú.

2 comentarios:

  1. Tienes una forma de contar las cosas que enganchas, eres único
    Un abrazuco,Rafa

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    1. Que buen amigo eres y además todo un Campeón¡¡¡

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