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viernes, 25 de mayo de 2018

Prólogo y portada de mi nueva novela.."¿Por qué Stalin odiaba las sardinas?


                                  

                  RAFAEL GONZÁLEZ CRESPO
               Portadas cortesía de Javier Usón

                                     





                                            

                               PRÓLOGO
No es la primera vez, ni será la última, que hable sobre Rusia, los rusos o el mundo eslavo en general, y quizás resulte reiterativo pero resulta que algo que parece muy complicado es de una sencillez infinita aunque endiablada, infinita por su dimensión tan cercana y, a la vez, tan alejada en un imaginario condicionado por la irreal mala imagen eslava, y endiablada porque es tan sencilla como el mecanismo de un peine, tan sumamente sencilla que no nos  acabamos de creer lo que intuimos, lo que vemos en una aguda torpeza que nos hace caer repetidamente en una interpretación maniquea de las cosas que tenemos delante de los ojos.
Rusia, para entendernos pues en realidad hablamos del mundo eslavo, es el orden a partir del caos, un caos más mediterráneo que otra cosa y un orden muy particular, semejantes ambos al que “disfrutamos” en España… porque, en realidad, somos primos-hermanos…y trataré de explicarlo a lo largo de estas páginas aunque, supongo, que con el escaso eco de siempre…
El mundo eslavo es como una pintura impresionista, si nos acercamos mucho a ella solo veremos pinceladas caóticas, manchas borrosas que no dicen nada…pero si nos alejamos a la distancia conveniente se abre ante nuestros ojos un mundo de colores, de sensaciones que nos hace disfrutar del silencio que solo la mirada rompe…un hermoso mural en el que se mezclan todas aquellas ideas que germinaron en la mente del pintor y que necesariamente son caóticas porque ni él mismo estaba seguro de lo que hacía, de lo que sentirían quienes vieran su obra y, en sus dudas o mejor dicho, sus dudas, se reflejan en la obra en un reflejo caótico inspirado en …el mundo eslavo…
¿Lo conseguiré? ¿Conseguiré abriros los ojos a esta obra impresionista llamada Rusia? Solo lo sabré si leéis esta obra y me contáis luego vuestras impresiones por caóticas que sean…y a lo mejor, solo a lo mejor, acabáis odiando a las sardinas como Stalin, o como yo, pero os acercaréis a esa lámpara oriental eslava como hacen las mariposas…hasta que se queman…
Primero fue “Veintiún grados bajo cero”, después llegó “Ámbar” y ahora llegan las sardinas de Stalin…!!! Que cosas se me ocurren¡¡¡
¿Que como se me ocurrió esta idea? Odio las sardinas desde un día de Nochebuena de 1974 en el que sólo me quedaba para cenar de la ración de combate, y después de tres días de patrulla, una triste lata de sardinas…me las comí, claro, y me estuvo repitiendo el aceite hasta después de los Reyes Magos…
Como soy el único de mi entorno al que no le gustan y ante la posibilidad de ser un bicho raro, me propuse encontrar gente que también las odiara y, en mi búsqueda, me topé con gente voriopinta, tanto como el propio georgiano…y decidí escribir su historia…
Pero ¿Por qué realmente las odiaba? ¿Porque no era de Candás…? ¿Porque no conocía las de Santoña…? ¿Porque combinan fatal con el vodka…? ¿Por qué es un pez con mucha espina y pequeño y demasiado trabajo para poco rendimiento? O porque…

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