Chernobyl debiera de haber marcado un antes y un después en la historia de la humanidad y sin embargo ya nadie se acuerda de aquella catástrofe, no se habla siquiera, las generaciones venideras ni conocerán su nombre y muy de ciento en viento vemos como los diferentes organismos internacionales y países no se ponen de acuerdo en sellar definitivamente aquel agujero negro de radioactividad y solo por cuestiones económicas cuando gastamos millones y millones en guerras absurdas y en ayudas de dudosa eficacia que muchas veces solo sirven para enriquecer a los caciques locales bajo los mas variados pretextos. Y todo ello sin hablar de una radioctividad residual que durará millones de años.
Aquella tragedia con ser enorme no es nada comparada con las miles y miles de tragedias individuales y familiares que allí se produjeron en una época en que la URSS se caía a pedazos y rozaba la hambruna con lo que la situación fue desesperada durante años sobre todo en el triángulo formado por las ciudades de Pripyat(Ukraina), Gomel (Bielorusia) y Klintsy (Rusia).
Como siempre los niños son los mas perjudicados y en este caso prácticamente se les robó una infancia a la que tenían derecho y según todos los indicios por errores humanos en la construcción, mantenimiento y toma posterior de decisiones a pesar de que en las labores posteriores a la avería muchos hombres se dejaron la vida y sufrieron una muerte dilatada fruto de su heroísmo y sometimiento a altas dosis de radiación pero , claro, no eran los culpables sino los que pagaron parte del pato.
Era en aquellos años Embajador de la URSS en España Igor Ivanov, gran hispanista y muy conocedor del alma española, quien se aplicó a remediar como pudo la situación de los mas desprotegidos convenciendo para ello a sus amigos entre los que se encontraba Manuel Huerta, Alcalde de Santander, el cual se puso en contacto con María Teresa, Directora del colegio Jardín de África, quien con su grupo de colaboradores y llenos todos de solidaridad y entusiasmo, crearon una asociación para ayudar a los niños de aquel triángulo destructivo y a ello se dedicaron durante años fundamentalmente en la ciudad de Klintsy llevando ayuda moral, material, medicamentos, dinero, alimentos, ordenadores pero sobre todo trayendo a nuestro pais un montón de niños y niñas que aquí encontraron otra familia entre las numerosas que los acogieron en verano y que les llenaron de amor y de cuidados de todo tipo entre los que no eran los menores los médicos pues según estudios de la época y actuales aquellos niños por cada mes que pasaban en un clima limpio, con la alimentación adecuada y cuidados sanitarios, ampliaban su esperanza de vida en dos años.
En aquellos tiempos de mochila y manta a mi me hacia falta muy poco para liarme o dejarme liar y aparecí convencido por aquellos montañeses en la asociación y a ella dediqué cinco maravillosos años como voluntario de a pie y viajé con ellos en todos los medios menos andando para conocer a Alina, Shasa, Olga, Yelena, y tantos otros que aun hoy se me aparecen en sueños con aquellas carítas sonrientes.
Y con ellos conocí muchas cosas, la principal que eramos afortunados por mas que no quejemos y que nadie nos había robado la infancia como a aquellos niños iguales a los nuestros pero que habían cometido el error de nacer al otro lado de la raya. Y vi la desnutrición, la angustia en los ojos de sus padres, y supe que teníamos en el cuerpo una cosa que se llama tiroides y que aquellos niños estaban absolutamente expuestos a un cáncer de esta glándula y que ya muchos le padecían sobre todo en la zona de Gomel en donde la lluvia radiactiva había hecho estragos al permanecer agazapada en las grandes masas forestales.Porque, para quien no lo sepa, la mayor incidencia médica de la radioactividad fue en los niños y en su tiroides.
Escudo de la ciudad de Klintsy |
¿Por qué me acuerdo ahora de esto? siempre hay cosas en la vida que nos recuerdan otras y que ,como en este caso, que a uno le traen recuerdos de cuando era joven y libre, mochilero y solidario antes de hacerme de butacón insolidario.
¿Que no he dicho como se llama la asociación? Pues tiene el sugestivo nombre de "Un hijo mas" ,Isió adin ribionok, y sigue haciendo el bien desde Santander supongo que capeando la crisis como puede y cualquier ayuda que podáis ofrecerla será bien recibida sobre todo si acogéis algún niño este verano por ejemplo.
Salirse de la carretera..(Klintsy 1996) |
Un día nuestros caminos se separaron por muchas razones pero yo no les olvido ni a ningún niño ni a ninguno de los miembros de esa asociación ejemplar.
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ResponderEliminarque pasó para que os separarais?
ResponderEliminarDemasiadas cosas y complejas...otro trabajo en otra ciudad..discrepancias....la vida...
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