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sábado, 16 de septiembre de 2017

Ámbar, capítulo XII....CUANDO EL FRÍO INVIERNO SE PRESENTE...

                                     CAPÍTULO XII
                    Cuando el frío invierno se presente…
Hay inviernos e inviernos…los míos son como un libro de hojas en blanco del que se conoce el final cuando los primeros rayos de sol y la floración inminente anuncian la primavera…cuando el trinar de los pájaros me despierta cada mañana y la riechka ya solo se enciende de noche…Los días , uno a uno, son muy largos pero el tiempo vuela sin darnos cuenta…tempus fugit…
Cada hoja en blanco de mi libro invernal es como un poema a la Naturaleza y pasar de página significa abrir la ventana y sentir la emoción del frío y del blanco blanquísimo que hacen daño en los ojos hasta obligarme a medio cerrarlos como si no hubiera dormido, invitándome a la pereza de volver a la cama, aunque mi lado rebelde me empuja al sentido contrario, empezar a hacer cosas por banales que sean como si no quisiera que el día se fuera de vacío, como si la noche se volviera de repente y perdiera el tiempo, un tiempo que, a veces siento que se me escapa y me resisto a ello…y es que en esta época la luz se escapa de nosotros como el agua cuando un niño quiere cogerla con las manos y nunca acaba de llenar su cubo…
En Siberia los inviernos son mágicos hasta para alguien como yo que se siente ciudadano, de asfalto, porque fascinan sus colores, sus ruidos y sus silencios, sus leyendas, sus noches largas y sus días cortos…sus cielos llenos de estrellas rutilantes…sus noches de bayas en conserva al calor del fuego…la lectura…los cortos paseos…los cafés de puchero… ¿Por qué alguien se puede enamorar de una Naturaleza tan extrema? En mi caso por Olga, claro, porque era su tierra y su vida y porque a su lado vivir aquí cobraba sentido. Era el reposo del guerrero en todos los sentidos.
Aun así ya me estaba pasando por la cabeza trasladarnos a la ciudad sobre todo por motivos de seguridad que, cada día me preocupaban más aunque tenía montado un sistema de alarma rudimentario pero eficaz demasiado fallón porque a veces lo hacía sonar el viento o el frío.
Dentro de muy poco las nevadas me impedirían ir al centro porque cada día eran más copiosas y violentas y ni siquiera con la moto, que todavía no me había mandado Aleksander, podría desplazarme por lo que me disponía a pasar los largos días y los cortos meses cortando leña, escuchando la radio y leyendo libros manoseados de tanto repasarlos…al menos estaría tranquilo aunque antes quería volver a la cafetería del hotel un par de veces por ver si encontraba algo sobre kompromats y oligarcas en internet y comprar algún libro nuevo y quizás alguna revista. Mañana mismo lo haría pensé.
Y lo hice…
Nada nuevo en el hotel de las Artes. La pizpireta camarera aspirante a modelo y espía, no había mejorado su situación contractual ni en un rublo, seguía fingiendo que la cafetera funcionaba mal para hacer tiempo y yo hacía como que no me enteraba remedando aquel dicho muy popular en la URSS de “Nosotros hacemos como que trabajamos y ellos hacen como que nos pagan”. Eso sí, preguntó amablemente por mi prolongada ausencia y casi esboza una sonrisa que enseguida se disipó al comprobar que yo no iba a entrar en materia.
La decoración había cambiado de hortera a hortera plus, como las gasolinas, y los mochileros seguían abarrotando aquello y hablando como si estuvieran estreñidos sobre aquellos tiempos pasados que no conocían de nada porque ni siquiera habían nacido, cuando la URSS era la URSS y el samagón y el kvas las bebidas más populares…tomaban vodka como tontos e ignoraban que la bebida más consumida en Rusia siempre fue la cerveza. Ni me imagino lo que contarían al volver a su país…
Poco había sobre oligarcas de los que el pueblo llamaba “nuevos rusos” que, al cambio, aquí llamaríamos nuevos ricos, ostentosos, soberbios, clasistas, altaneros…como casi todos los que se habían enriquecido ilícitamente en todas partes. Reconocibles a primera vista…entre la lista de los más conocidos nacidos todos desde el consumo y a la sombra de aquella privatización salvaje impulsada por Chubáis, Vinogradov, Freeman, Jodorkovskii, Gusinskii, Abramovich, Berezovskii…me sorprendía encontrar a un tal Feeman…apellido de innegable ascendencia judía, y me sorprendía porque en Rusia a los de esta procedencia se les llama hebreos con malísima intención, ni son bien vistos ni creo que lo sean nunca aunque esto no es nada nuevo pues en todas partes despiertan tantos odios como simpatías sin que haya nadie averiguado el por qué.
Es cierto que todo lo que leí les era absolutamente desfavorable, algo que a ellos seguramente les importaba tres pepinos, por no decir otra cosa, pues, en lo poco que yo sabía, se sentían por encima del bien y del mal a pesar de que ese estado se suele encontrar más en personas de cierta edad que ya olvidan más que aprenden y cuyo status no va a cambiar a menos que acierten en las quinielas de futbol una de catorce aciertos…y a lo mejor ni aun así…
Me interesé por conocer los términos del Pacto de la Colina de los gorriones que mencionó Volkov pero nada encontré y en todo caso era mucho suponer que respetarían lo firmado fuera lo que fuese porque, al parecer se hablaba de miles de millones…de rublos…y mucho esperar era que semejante pacto saliera en los periódicos…
Nada nuevo que no coincidiera con lo que me contó superficialmente el hijo de Olga y nada que se pudiera corregir de un día para otro sin graves riesgos, como si Rusia hubiera decidido optar por el mal menor esperando que el tiempo lo suavizara todo, lo sumiera en el olvido como había sucedido en otros países en iguales situaciones.
Cuando veía a la puerta de los bancos a gorilas de gimnasio, vestidos completamente de negro, incluidas sus chupas de piel, cambiando dólares o marcos por rublos a los que entraban en el establecimiento, pensaba que este país tenía mal arreglo porque sus raíces estaban destrozadas hacía setenta años y de Occidente había aprendido lo peor que no sé yo por qué razón lo malo se transmite por osmosis a la velocidad del rayo y lo bueno bastante más lentamente y se destruye fácil. Esta era otra forma de hacerse rico rápidamente aunque, la verdad, más “honrada” que expoliar a un país, a un pueblo. En realidad hasta me caían bien, casi que voy a tener que cambiar de enemigos porque estos eran como de casa, de hecho yo también había aceptado sus servicios en ocasiones aunque el beneficio era escaso y se obtenía mucha más rentabilidad guardando las divisas porque las continuas devaluaciones convertían en papel mojado a los rublos.
De los kompromats…casi nada o mejor dicho nada…algo sobre el tal Skuratov negando a la mayor que el artículo que le inculpó fuera falso y muchas suposiciones aunque nada demostrable salvo el daño irreparable que se podía, y se puede, hacer con estos panfletos…aún no se había inventado la guerra mediática, pero si la desinformación aunque me temía que toda esta porquería no la habían inventado los rusos porque la humanidad era lo suficientemente vieja para estar ya todo inventado pero, sin embargo se seguían atribuyendo a Rusia todas las maldades, esto, la mafia, las purgas… hay países a los que se les ha perdonado todo, en función de su posición en el mundo, y a otros no solo nada sino que se les atribuye toda la maldad posible.
Me dio por recordar el caso de la Inquisición española, caso más falso que los billetes de chocolate porque esa Santa creación fue inventada en Francia, nunca en España, para combatir a los cátaros aunque sí es cierto que entre nosotros hubo un aventajado discípulo llamado Torquemada. Hay gente, léase España y Rusia por poner un ejemplo, que venden muy mal hasta lo que hacen bien…hay otros USA, UK…el mundo sajón en general, que convierten sus tropelías históricas en epopeyas memorables con la complicidad de los ignorantes, que son muchos más de lo que creemos…
En internet encontré una estúpida definición de kompromat atribuidos, claro, al espacio post soviético como si no hubiera sido inventada la difamación antes que la pana…así que pelillos a la mar, la gente todo lo que lee en los periódicos o escucha en la radio o la tele lo hace como si el Papa hablara ex cátedra y en la mayoría de las ocasiones ni merece la pena intentar desmentirlo…exactamente se decía en el maléfico instrumento de información, lo siguiente:

Kompromat (en ruso: компромат, corto para компрометирующий материал, literalmente «material comprometedor») es el término ruso para describir los materiales comprometedores sobre un político u otra figura pública. Tales materiales pueden ser usados para crear publicidad negativa, como chantaje, o para asegurar lealtad. El kompromat puede ser obtenido desde varios servicios de seguridad, o creados completamente, para luego ser hechos públicos mediante un periodista pagado para esos fines.[1][2] El uso extendido de kompromat ha sido una de las características de la política en Rusia[3] y otros Estados postsoviéticos.[4] [5
La pera limonera…por lo demás nada que hiciera verosímil la versión de Volkov sobre el porqué de nuestra labor investigadora, no al menos como motivo suficiente, y además sabiendo el poco interés de las autoridades rusas por remover un pasado cómodo que se podía volver todo lo contrario y, salvo por curiosidad y en ocasiones aburrimiento, tampoco yo tenía demasiada sensibilidad por el tema por lo que llegué a pensar en dejarlo aparcado si no para siempre si al menos hasta la primavera aunque , la verdad, ni yo me lo creía…
No encontré ningún libro interesante en la Dom Knigi, que como su nombre indicaba vendía de todo e incluso libros… pero de todas formas compré el Anuario de RIANovosti, dos Burdas en versión rusa para Olga y otras dos revistas de crucigramas más para mí. La compra se completaba con un libro de fotos de Madrid por si visitaba a Ruslán…
Volví a casa silbando Katiusha, ese segundo himno nacional, para espantar a los espíritus malignos y porque estaba contento como casi siempre, y esa canción me gustaba mucho, era, es, alegre e incluso una vez escuché una versión que cantaba en sus desfiles la Falange Española. Cosas mías.
No había oscurecido cuando llegué a casa y en la puerta Olga me esperaba abrigada raramente y con un mohín muy suyo me dijo que creía que no llegaría nunca, me tomó de la mano y me llevó a la parte trasera en donde una lona tapaba algo…se alza el telón y aparece !!! La moto con sidecar más bonita que había visto nunca color rojo pasión y con una loneta plegable para el pasajero¡¡¡ y ella mirándome con ojos penetrantes y como diciendo aquello de no te fías de mi hijo pero…aquí la tienes…
De un abrazo la senté en su asiento, me puse el casco que reposaba en el asiento del piloto y que bien podría haber pertenecido a alguna de las famosas pilotos que formaron el escuadrón aéreo de las Brujas de la Noche y arranqué hacia la ciudad y esta vez sí cantábamos los dos aquella fantástica de canción de “Garmon Maya”.
Cenamos en la ciudad, bailamos como era costumbre en los locales rusos al compás de un acordeón y unos pocos más instrumentos… del cantante mejor no decir nada que el silencio también es una opinión, volvimos a casa felices y…nos fuimos a dormir…
                           















                               

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