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jueves, 29 de junio de 2017

Abandono la idea de ser el nuevo Ken Follet-Prologo de Ámbar...

Abandonada la idea de ser el nuevo Ken Follet y por otras causas, he tomado la decisión de publicar aquí Ámbar, la segunda parte de Veintiun grados bajo cero, y empiezo hoy con el prologo...y seguiré a razón de un capítulo por semana.
Una de las razones tambien es que el blog languidece por muchas culpas...así que quizás así reviva. En cierto modo depende de vosotros y vuestros comentarios...
Otra razón, no menos importante, sería que sin haber leido la primera parte, la segunda, esta, tiene poco recorrido porque no se entendería a los personajes...
Podeis hacer con esta obrita lo que queráis, imprimirla para leerla mejor, comentarla, difundirla e incluso si alguien quiere editarla pues adelante que la propiedad intelectual solo está en mi cabeza...
Feliz lectura amigos¡¡¡

                                     --------ooooo-------

                        



                            ÁMBAR
   (VEINTIUN GRADOS BAJO CERO, II PARTE)

                                      

              


                   


                       RAFAEL GONZÁLEZ CRESPO
                                LIMPIAS 2017
                 

                   ÁMBAR
- Prologo
- Capítulo I: La cabra siempre tira al monte.
- Capítulo II: Vladimir tenía un Lada amarillo.
- Capítulo III: Éramos pocos… y parió la abuela.
- Capítulo IV: Baikal.
- Capítulo V: ¿No querías taza? Pues toma taza y media.
- Capítulo VI: Lilí Marlen
- Capítulo VII: …que buenos son que nos llevan de excursión.
- Capítulo VIII: Lo que une una cerveza que no lo separe el hombre.
- Capítulo IX: La verdad tiene muchas aristas.
- Capítulo X: Las botellas no siempre contienen vodka.
- Capitulo XI: Kompromat
- Capítulo XII: Cuando el frio invierno se presente…
- Capitulo XIII: Algo se muere en el Alma cuando un amigo se va.
- Capítulo XIV: Mañana será otro día…
- Capitulo XV: La Sudba…tiene la culpa.

- Glosario breve sobre las palabras rusas empleadas.




                                        ÁMBAR
                                  PRÓLOGO

Escribir es algo más que emborronar cuartillas…escribir es sentir, es volver a vivir e incluso soñar y nadie, absolutamente nadie que escriba, deja de sentirse identificado con alguno o varios de los personajes que maneja aun cuando escriba sin percibir que se está retratando…
Y esto es así porque nuestra mente es rehén de sus vivencias, de su memoria, de sus miedos, de sus alegrías, de su entorno, de su actividad profesional e incluso de su formación y otros muchos factores.
Solo cuando son así los libros tienen alma, alma que huele a celulosa pero alma al fin y al cabo y solo de ese alma depende que el volumen sea bueno, malo o regular, inadvertido, sentido, vivido, legible…
Y es que nadie puede escribir situaciones que no ha vivido, sitios que no conoce o personas que no existen en realidad  y cuando lo hace bien, que es a lo que aspiramos todos los escritores, surgen las palabras solas, que los puntos y las comas ya se pondrán luego, como si fueran formando un torrente de sensaciones que se sienten vívidas y vividas como cuando se tiene la sensación, extraña sensación, de que aquello que nos sucede ya lo hemos vivido antes, eso que llaman ahora el dejá vu, llenando nuestra mente de dudas más que razonables sobre lo que pudo ser nuestra vida anterior…y futura…porque todos creemos en algo o en alguien aunque solo sea en combate o cuando empieza a hacer cosas raras el avión..
En esas dudas, y en la línea expuesta, me  muevo cuando escribo y hoy presento para vosotros una historia que bien pudo ser así, o no, ¿por qué no? Pero que, en realidad, solo refleja mis sensaciones sobre algo que debió pasarme cuando era eslavo, o en mis sueños, independientemente de la trama argumental que planteo, porque la enjundia del relato solo es creíble desde el convencimiento de que lo he vivido de una forma u otra, lo he soñado o lo viviré, solo que ni yo mismo se la respuesta a la incógnita temporal que llevo dentro pero que, en su mayoría, es cierta.
Ámbar no es más que un título, un envoltorio para describir el Alma eslava, como piensa y cómo reacciona, como da vida a las personas haciéndolas distintas a cualquiera otra, aunque el marco que la rodea sea de resina fósil. Y casi todo en él es verdad, sucedió así aproximadamente…
En un país, Rusia, lleno de arcanos, misterios, leyendas, creencias…que la mayoría de las veces solo existen en nuestro imaginario, no solo se trata de entender lo increíble sino de vivirlo, porque en Rusia todo es posible y lo contrario también, y es por eso que fuera del mundo eslavo todo es un desconocimiento general incluso de los por qué de su Historia y me afano escribiendo en hacerlo entendible desde la estúpida  prepotencia de que lo entiendo, solo que no es verdad, simplemente lo intento pero como nadie sabe nada pues paso por ser de los que más saben…solo hay que echarle cara al  asunto.
Cuando escribo me pasa como cuando hablo…al final me lio y no sé cómo acabar pero si sé cómo empiezo y es que a veces es mejor dejar las cosas como están aunque siempre hay alguien que quiere conocer la verdad, pero claro, ese alguien es raro que sea eslavo…
A fuer de ser reiterativo creo que escribir una buena historia requiere dos cosas como mínimo, poner el alma en ello y que sea verídica aunque parezca fruto de la imaginación...Vladimir existió, me llamaba jitrii y decía que yo era rico...lo mataron en Bielorrusia para robarle su Lada amarillo, su cadáver apareció a los seis meses de su desaparición y su Lada nunca...tuve con él una cuenta corriente en una caja española...confiaba en mí. A su muerte ,en plena depresión rusa, me las arreglé para llevarle todo su dinero sin perder una peseta a su viuda que no entendía por qué se lo devolvía...Cosas de la vida...escribir noveladas algunas de nuestras andanzas es una forma de que siga viviendo, al menos en mi corazón.
Y también existen Viktor, el chelnoki, Ruslán, varios Oleg y otros que retrato con las carencias de mi pluma, y es que como decía Campoamor “Ojalá tuviera el don de la palabra” o maneJara el pincel mejor que la pluma…pero, claro, entonces pintaría y no escribiría…
No creo en las obras de ficción porque la ficción siempre supera a la realidad.
En todo caso os pongo en antecedentes de que el ámbar solo es una excusa para recorrer Rusia de cabo a rabo a través de su Historia, de su gente, de sus costumbres…en una época en que la miseria merodeaba a este gran país como los buitres en torno a una oveJa desvalida…buitres que tienen nombre y apellidos porque, teniendo muchos enemigos, quizás el peor carroñero de Rusia sea ella misma…la resignación, el miedo como segunda naturaleza, la facilidad con que se apuntan a burlar las leyes, y la creencia de que todo cambia para seguir igual o peor, hacen de su sufrida gente una rara mezcla de oveja camino del matadero y águila imperial capaz de comerse el mundo, mezcla que nos llevaría a un animal mitológico que creo que aún no ha sido descrito…y que quizás, solo quizás, acabemos bautizándolo leyendo estas malas cuatro líneas como el ovejáguila que tenía bulimia…
No hagáis nada sin poner el alma en ello, mejor no hacerlo…que hacerlo mal…

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