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domingo, 20 de enero de 2013

¡¡Mejor estan en Bombay¡¡¡

Uno lee la escabechina en Argelia, la intervención en Máli 
de la que escribiré más sereno, y se acuerda del informe Whitney sobre la política de defensa europea, está en la red aunque en inglés pero íntegro, ve o escucha los casos de corrupción, la boutade de algunas autonomías, el tremendo paro, los deshaucios etc. y le viene a la memoria unos ripios del sainetero Ricardo de la Vega al leer una crónica de un estreno de Echegaray hecha por un tal Urrecha en El Imparcial. Decían así:
"En Bombay dicen que hay
 horrible peste bubónica
 y aquí Urrecha hace la crónica
 de un drama de Echegaray.
¡¡Mejor están en Bombay ¡¡"
Y es que o me lo tomo así o me apeo de este mundo que estamos destruyendo.
Repito aquella pregunta del Embajador Kutnetzov en una conferencia en Madrid dirigiéndose al público: ¿Por qué su Democracia es mejor que la nuestra?

1 comentario:

  1. No pierda de vista, señor bloguero, que los lodos proceden siempre de lluvias pasadas. Nosotros somos ese pasado, y de alguna manera hemos permitido –con nuestra pasividad- que la corrupción se fuera instalando en este país que ahora rompe por todos los sitios. Pero entonces no teníamos problemas, vivíamos bastante bien en nuestro sillón. Los “ladrones” –que ya eran- no nos molestaban: había tarta para todo el mundo. Y, casualmente, a quien se rebelaba, porque no tenía su trozo, lo censurábamos por ir contra el sistema. Decíamos que eran los “antisistema”. ¿Lo recuerda? Y ahora resulta que “el sistema” –contra el que no había que rebelarse- no era tan bueno, vamos que era pésimo. Hasta miembros de la Casa Real, la que tendría que haber sido el máximo ejemplo de patriotas, se llevaban el dinero a Suiza… Y hace unos años ya se sabían muchas cosas, pero convenía guardar silencio, callar, no remover, ¿para salvar el sistema, tal vez? Lo más lamentable es lo que les dejamos a nuestros hijos, a esos que criamos –equivocadamente- entre algodones, porque sin esfuerzo no se llega a ninguna parte. Lo hemos hecho mal, amigo bloguero. Tirar la toalla ahora sería nuestra última canallada. Así que lo que nos queda poner nuestro granito de arena de ciudadanos de a pie y que quienes, siendo honrados, ocupan los puestos de relevancia, destapen, destapen las ollas podridas. Que no sigan nuestro ejemplo, que no consientan como lo hicimos nosotros. Por el bien de todos, por el bien de España, que es mucho más que una bandera a venerar, son –también y además- sus ciudadanos.

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